Miras hacia el pasillo y ahí están, tres cajas de la
mudanza que todavía no te has atrevido a abrir. Y es que no sabes dónde
poner todas las "herencias" que has recibido. ¿Por qué no dijiste "No,
gracias" a todos aquellos "llévate esto que a ti te irá bien y yo no lo
uso"? Pues porque uno es agradecido y quizá sí que te vaya bien eso que
los demás no quieren... Ya... ¿te empieza a sonar raro, no? Tranquilo.
Déjanos a nosotros el papel de "poli malo" porque a cada "no" que
digamos, tú ganarás espacio, orden y más tiempo libre para disfrutar de
tu primer hogar.
1. "Dar cera, pulir cera"
El Sr. Miyagi de la ochentera Karate Kid
tenía una técnica que nos va de perlas aquí: concéntrate en un solo
trabajo y hazlo a conciencia. ¿Traducido en orden? Plantéate objetivos
razonables. No pretendas ordenar toda la casa en un solo día. Te
agobiarás y abandonarás. Es mejor plantearte atacar una sola sala y
acabarla.
2. Sin piedad
Vacía, reclasifica, deshazte de lo
repetido o inútil y lo que te cause dudas, pásalo por "la máquina de la
verdad", es decir, pregúntate: ¿lo necesito de verdad?
Si aun así lo quieres guardar, tienes un camino intermedio: meterlo en
una caja y cuando la tengas llenas de "porsiacasos", súbela al altillo.
La próxima vez que lo abras, te darás cuenta que la caja lleva mil años
cerrada y la tirarás fijo.
3. Sé egoísta
Lo que servía al antiguo inquilino no tiene
porqué servirte a ti, por ejemplo, ¿te has encontrado con un armario
lleno de baldas y poca barra, y tu cuelgas más que doblas? Pues adáptalo
a ti. El espacio debe adaptarse a ti, solo así podrás mantener el orden
mejor.
4. Si es un recuerdo... ¡que lo sea de verdad!
¿Guardas la
camiseta del primer concierto al que fuiste y no te la piensas poner
más? Pues hazle una foto y deshazte de ella. Ese sitio que liberará te
dará espacio para acceder más fácilmente a todo lo demás y, así,
desordenarás menos.
5. A cada cosa, sitio ¡y oxígeno!
Pues eso. Cada cosa que
guardes debe tener su sitio y tiene que haber aire a su alrededor para
que lo puedas coger sin retirar y desordenar otras cosas. De esta forma
mantendrás el orden sin ningún esfuerzo y evitarás perder el tiempo
buscando cosas imposibles de encontrar.
6. ¿Lo ves?
Si vas a comprarte algo, y sobre todo si es
voluminoso, visualiza antes dónde lo pondrás. Si no lo ves, no lo
compres. Búscale sitio antes. Con este mantra evitarás acumula
7. El día D
Fíjate
fechas para ordenar a fondo. Por ejemplo, el primer día de cada
estación. De esta forma, harás un repaso periódico y como más estricto
seas con el orden la primera vez que lo hagas, más fácil te lo pondrás
después.
8. Pon límites
No es que seamos "antirecuerdos". Claro que
puedes (y debes) guardar lo que te pensar en momentos felices, pero no
tienes sitio infinito. De hecho, piensa que cuantas más cosas guardes,
menos espacio tendrás para ti, así que pon límites.
Elige una caja, un armario, un espacio dedicado solo a todo aquello que
sí o sí te quieras quedar. Y cuando esté lleno, aplica la máxima de "no
entra si no sale algo antes". O aplica el límite del número: te quedas
con el último año de tu revista favorita, pero no con toda la colección.
9. Nada por aquí...
Igual que no dejarías algo en el suelo
con lo que tropezar, no dejes nada sobre la mesa, la cómoda o el
escritorio. Son superficies que tienen el extraño poder de atraer
objetos de todo tipo. Una vez al día haz repaso y guarda todo lo que
hayan "abducido".
10. Haz la prueba del algodón
El desorden llama al polvo. Conseguirás un espacio más limpio que relajará tu mente y te ayudará a vivir mucho mejor. Bienvenido (ahora así) a tu hogar.
¿Vas a empezar ya? Antes una advertencia: deshacerte de todo aquello que
no necesitas. Puede que al principio te cueste poner el chip, ¡pero
verás como engancha!
Fuente: El Mueble.
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