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10 desastres decorativos que debes evitar en el salón
Tras mucho observar hemos detectado los errores más habituales que se
cometen al decorar el salón. Sí, esos 'crímenes deco' debes evitar a toda
costa si no quieres que el espacio más social de tu casa sufra una condena.
Pero calma, porque si has pecado... te damos también la solución y la
absolución.
1. No tomar medidas... sale caro
Por muy
bonitos que te parecieran en la tienda, un mueble de líneas contundentes
en un salón pequeño o, por el contrario, uno demasiado pequeño en uno
de buen tamaño acaban por crear un conjunto no solo descompensado, sino
poco práctico.
Para no caer en tentaciones y compras por impulso de las que luego
arrepentirse, antes de salir a buscar mide cuidadosamente el espacio de
la estancia y apunta los resultados en un plano, en el que no hay que
olvidar marcar la colocación de elementos como puertas, ventanas,
enchufes, interruptores y tomas de antena. Si no cabe en el papel, no lo
hará en casa, por mucho que nos empeñemos, a menos que estés dispuesto a
apartar la butaca o el televisor cada vez que quieras abrir la
ventana...
2. Minimalista no significa vacío...
A
nadie se le escapa que usar muebles muy grandes en un salón pequeño es
llamar al desastre. Pero quizás no pensamos que la opción contraria es
igualmente mala: emplear muebles de dimensiones demasiado contenidas en
un ambiente muy espacioso empobrece el ambiente y lo vuelve poco
acogedor. Así que, si los muebles de tu antiguo departamento se ven de casita de
muñecas en tu nuevo hogar, es el momento de tomar medidas: el sofá es
la pieza central del salón, por lo que conviene que tenga unas
dimensiones proporcionadas con este aunque siempre puedes combinar el
que ya tenías con uno complementario que amplíe las plazas de asiento y
complete el conjunto. Lo ideal es dejar zonas de paso de entre 80 y 100
cm; si son más amplias, se acaba desaprovechando unos metros que podrías
destinar a zonas de lectura, despacho, etc.
3. ...ni arropado significa agobiante
Los textiles son un
recurso infalible para transformar radicalmente la imagen del salón con
una inversión controlada. Coordinar las cortinas con las tapicerías no
quiere decir que sean del mismo color o estampado, ya que el resultado
sería muy monótono: atrévete a alternar distintos acabados para aportar
dinamismo al conjunto, aunque asegúrate de que haya algún nexo de unión
entre ellos.
Reserva los motivos más coloristas e impactantes para
elementos fáciles de cambiar –no es lo mismo el gasto que requiere
retapizar un sofá que renovar un plaid o un fular– por lo que
las tapicerías, mejor lisas y en tonos neutros. Y, si quieres apuntarte a
la moda de los flamencos rosa, resérvalos para los cojines.
4. Tan neutro... que no tiene personalidad
Elegiste tonos
claros y neutros para las paredes, los muebles y las cortinas para
disfrutar de un salón amplio y atemporal pero el resultado, lejos de ser
sereno y armonioso ¿resulta soso y aburrido? No has hecho nada mal,
aunque para dotar de personalidad a un espacio conviene crear un centro
de atención, que atraiga las miradas y ayude a 'ordenar' el ambiente.
Si no tienes la suerte de contar con un elemento distintivo en torno
al que organizar la zona de estar –un mueble, un ventanal con
vistas...– siempre puedes crearlo: basta con revestir una pared con un
acabado impactante, ya sea con papel pintado, paneles decorativos con
efectos tridimensionales, pintura o molduras que evoquen una boiserie... El cambio es radical y especialmente adecuado para salones pequeños, ya que no resta metros útiles.
5. Poner obstáculos en zona de pasos
Creías
que era la mesa de centro ideal, pero has llegado a cogerle auténtica
manía a golpe de ¡golpes! No culpes a la mesa, sino a una distribución
poco calculada. Y es que, no basta con que 'entren' los muebles en un
espacio: hay que garantizar un espacio suficiente a su alrededor que nos
ofrezca un paso fluido entre ellos. Si no hay entre 40 y 50 cm de
distancia entre el sofá y la mesa quizás debas cambiarla por una más
pequeña o incluso por un elemento de doble uso, como unas mesas nido o
un puf –acolchado– que te pueda servir también como auxiliar cuando lo
necesites si el espacio es muy reducido.
Fuente: El Mueble
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